Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
La
prensa se hace eco hoy de un hecho que puede ser calificado como histórico: la
sentencia de un juez norteamericano reconociendo que Sherlock Holmes pertenece a la Humanidad, que ha pasado a ser de dominio público. El conflicto se había desatado,
lógicamente, por el freno impuesto por parte de los herederos de cualquier
intento de desarrollar los caracteres que Air Arthur Conan Doyle creó. Los
herederos tienen sus derechos, lógicamente, pero la Humanidad tiene derecho a
que el personaje sea suyo. Las novelas que están sujetas a derechos lo siguen
estando y producirán sus beneficios, pero no es eso lo que cuestionan los que
denunciaron las limitaciones, sino algo muy distinto.
Entre
las declaraciones de las personas que han intervenido apoyando la iniciativa de
Leslie S. Klinger, el editor que realizó los movimientos legales para ganar la
figura de Holmes y rescatarla del control de los herederos, se encuentra la
enviada al juez Rubén Castillo, el encargado del caso, por la novelista y
profesora norteamericana Valerie Sayers. Hay algunos aspectos notables en sus
argumentos. Sayers, novelista con reconocimiento crítico y ocho novelas
publicadas, contrapone los personajes literarios con otros personajes de la
cultura popular, como los que proceden de los dibujos animados (cartoons), personajes "planos"
(flat), según la terminología que
E.M. Foster acuñó en su estudio sobre la novela.
5. While the characters that populate cartoons
and other entertainment media often have few or limited dimensions, a literary
character such as Sherlock Holmes has the complex background and maturing
emotions, thoughts, relationships and actions that characterize human
development over time. When a series of stories or novels features the same
character, one has to look at all the works in question to ascertain whether
the character is fully created in the first work in the series, or whether the
character continues to be created and developed over some or all of the works
in the series. A bright-line rule that the main character in all of the stories
was fully created in the first work in that series might comport with cartoon
or flat characters, but does not comport with the creation and development of
literary characters. A distinction I frequently make to my students is that
readers look to many works of popular entertainment for reassurance that the
world works exactly as they think it does. It is crucial in such flat works
that characters do not alter dramatically. In literary fiction, by contrast,
characters continue to develop, thereby frequently upsetting or surprising a
reader's expectations.*
El punto señalado señalado por Sayers es relevante porque es
el que determina el paso de la obra, el elemento concreto, discreto, al flujo
de la cultura, un elemento discontinuo y dinámico. El conflicto de derechos que
se derivan de la concepción propia de conjunción de visiones industriales y
legales de la cultura nacidas en el siglo XVIII con la revolución burguesa, que
hizo suya la novela, tiene ese punto de fricción: el encierro de los personajes
cuya tendencia natural es al
desarrollo, a desplegar su potencial en obras de los mismos autores o
completadas por otros. Para Sayers lo literario se define por lo incompleto, lo que le asemeja a la vida
humana misma, siempre incompleta, construyéndose en cada situación en la que se
encuentra. Solo una concepción "esencialista" (como un
"ente" inalterable) o "economicista" (como un
"producto" acabado) del ser humano y, por analogía, de su
representación artística pueden concebirlo de forma cerrada o conclusa.
La idea de Forster de que existe otro tipo de personaje, los
"esféricos", capaces de evolucionar desde nuevas situaciones y no
como una respuesta mecánica, se oponía a la representación clasicista de los
personajes como "caracteres" y su uso didáctico. En cuanto que eran
encarnaciones de virtudes y vicios, no necesitan "evoluciona", solo
ser castigados o premiados en función de su naturales. El final de las obras se
centraba en dejar claro a los lectores y públicos que la virtud era
recompensada y el vicio castigado. No había nada mucho más allá. Por eso la
novela revolucionó la percepción social al mostrar la diversidad psíquica e
introducirse en sus meandros y oscuridades, al centrarse en el estudio de un
ser dinámico, situado en las corrientes de la Historia.
Otro de los aspectos señalados por Sayers se centra en la
idea de que una serie de narraciones no puede darse por conclusa más que de
manera artificial:
6. When an author creates a literary character
in a series of works, the character is a single continuously developing
creation, not fully realized until the last story or novel about the character.
The fully realized character is no more completely revealed in an author’s
first story or first novel than a character in a single novel is fully revealed
in the first chapter of that novel. To suggest that the character is “created”
only in the first chapter or story is at odds with the reality that the writer
continues to create the character through an entire novel or series. While a
successful character is recognizable and memorable in the first chapter of any
good novel, the rest of the novel continues to develop the creation of that
character in multiple ways. To say that a complete character is present in the
first chapter of a novel is akin to saying that a fully developed person is
present at birth.*
La idea esencialista
de personas y personajes podría ser explicada desde esa formulación final:
decir que una persona está cerrada desde su nacimiento o que un personaje lo
está desde el capítulo primero. No se entra, sin embargo, en lo que para mí
sería la conclusión del razonamiento, al unir ambos: un personaje está
incompleto porque también lo está aquel que lo ha creado. En efecto, la visión
teológica que tenemos del acto de creación
artístico —la palabra "creación" siempre se reservó para la
divinidad— , nos hacer vernos en ese acto como completos, como el Dios de ese
universo que creamos, del que disponemos a nuestra voluntad —recuérdese la
famosa frase de Joyce al respecto—. Sin embargo, la historia que creamos
debería ir en paralelo a nuestra propia evolución, algo que se percibe cuando
los personajes son trasuntos del autor, que trata de reflejar en ellos la
adquisición de conocimiento de la vida y experiencia. Piénsese en lo hecho en
el cine por Truffaut con su personaje Antoine Doinel, encarnado por Jean-Pierre
Léaud, que comenzó siendo un niño en Los cuatrocientos golpes (1949) y fue
avanzando por la vida, al ritmo de Truffaut, año tras año, película tras
película. El acto de creación se dilata en el tiempo acogiendo la propia
evolución de su creador. No es la planificación futura, sino, por el contrario,
un futuro abierto, humano.
No todos los personajes de los relatos cuenta con este potencial, evidentemente. Desde un punto de vista teórico podrían hacerlo, pero no lo hacen porque existe un componente de caja negra, podríamos decir, difícil de evaluar pero fácil de percibir: el deseo insatisfecho de quien lo recibe o, lo que es lo mismo, el de continuar dándole vida a través de nuevas creaciones. En última instancia, Sherlock Holmes sigue vivo por el amor de sus lectores, que llega a concretarse en nuevas obras, es decir, en el deseo de seguir leyendo, de seguir disfrutando de un placer al que no se renuncia por lo acabado de la obra. Nada fastidia más que fin de una obra que nos ha gustado plenamente.
Nuestras explicaciones económicas hablarían de mercados y de
audiencias, del "mientras que el público quiera", etc., pero creo que
se puede ir un poco más allá y hablar de fenómenos más cercanos a la estética y al gusto colectivo que al mero
consumo. El fenómeno creciente del
"fan fiction", el deseo de continuar la vida de los personajes que se
les ofrecen mediante nuevas historias que producir y leer, es una muestra de
las peculiares relaciones que mantenemos con nuestros objetos de deseo
artísticos.
Esto ya no se reduce a un mero fenómeno de aficionados, sino
que obedece a un deseo manifiesto, quizá el reverso de la angustia de las influencias que Harold Bloom detectó como elemento
esencial que surge en la misma época a que nos referimos, el movimiento
romántico. El enfrentamiento romántico con sus precedentes creativos era
traumático. Hoy no lo vemos así en un mundo posmoderno,
en el que el arte juega un papel distinto. De la ansiedad hemos pasado al gusto por la continuación, radicalmente
diferente al placer imitativo de los
neoclásicos. La cultura es vista como un cabalgar relevos entre postas.
En su undécimo argumento, Valerie Sayers reconoce el hecho
de que lejos del cultivo de la originalidad,
valor romántico por excelencia, y que los derechos legales cubren y amparan
como fundamento de la propiedad de las ideas, ella se adentra en otra forma de
creación de reconocimiento explícito de las influencias en vez de la represión psíquica que Bloom detectó.
Sayers señala:
11. My decision to write multiple works
featuring the same characters was influenced by my early reading such classic
literary cycles as Sophocles’ Oedipus trilogy; ambitious detective fiction such
as the Sherlock Holmes stories (and, later in my reading, the Adam Dalgliesh
novels of P.D. James); and especially by William Faulkner's Yoknapatawpha
novels and stories and their development of the characters in the Compson
family. The range of this brief literary list suggests the range of literature
in which the repetition of rich characters is possible. Even in such disparate
examples—Greek tragedy, murder mysteries of the nineteenth and twentieth
century, and modernist fiction—each of these examples is distinguished by the
ongoing development of character complexity.*
Los ejemplos y precedentes que la escritora señala forman
parte del tejido de la cultura y de ese deseo de desarrollo de la complejidad
de los personajes, como ella señala. Lo importante realmente es que estos
personajes complejos despierten el deseo de continuidad, que sean capaces de
revivir a través del deseo, concretado en nuevas historias.
En cierto sentido, hay un componente de justicia poética en esto, pues los personajes como Holmes surgieron para el consumo popular y, sin embargo, se
libraron del agotamiento lector que suele caracterizarlos por su renacer constante a través de muchas vías. La cultura siempre ha sido un sistema de reciclado; solo si se ponen barreras artificiales se impide esa reformulación y retorno que caracteriza a su dinamismo.
En los últimos tiempos me he dedicado a recopilar algunas
viejas películas sobre Holmes y muchas de ellas no son casos desarrollados en las obras de Conan Doyle, sino verdaderas creaciones de los guionistas, que partieron de la
base del personaje para establecer sus propios caminos. Muchas de ellas no son buenas
prolongaciones y convierten en plano al personaje, que que queda reducido a un estereotipo, pero en otras encontramos
matices y profundidades que ofrecen alternativas factibles al personaje. Es por esas posibilidadescrece.
Las dos series televisivas actuales sobre Holmes
("Sherlock" y "Elementary") y las dos películas
cinematográficas interpretadas por Robert Downey Jr. y por Jude Law, dirigidas
ambas por Guy Ritchie, son formas muy diferentes de abordar el personaje del
detective. También lo son otras series que han derivado de ellas, como la
popular House, considerada dentro de la tradición. Hay muchos otros ejemplos
de desarrollo en diferentes direcciones y tendencias. Con mayor o menor
fortuna, más clásicas o más modernas, reproducen el gusto y el interés por un
personaje que, aunque los jueces no lo reconocieran hasta ahora, ya formaba
parte del imaginario colectivo. No es fácil contener a un personaje que ha
demostrado que está por encima de su propia concreción literaria, que se
renueva a través de las lecturas que despiertan el deseo de seguir dándole
vida.
Sherlock Holmes también ha resuelto su último caso, el
"1:13-cv-01226", número con el que estaba registrado en el juzgado de
Illinois que ha concedido el paso del personaje a todos aquellos que quieran
continuar sus aventuras.
* "AFFIDAVIT OF VALERIE SAYERS".
Case: 1:13-cv-01226, Document #: 27-5 Filed: 09/10/13". THE UNITED STATES
DISTRICT COURT FOR THE NORTHERN DISTRICT OF ILLINOIS / EASTERN DIVISION
http://freesherlock.files.wordpress.com/2013/09/sayers-decl.pdf
* Joaquín Mª Aguirre es profesor de la UCM, crítico, editor de la revista de estudios literarios Espéculo y del blog El juego sin final. Su blog diario es Pisando charcos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario